La función del decapante es doble: limpieza y ayudar al efecto capilar, "engrasando" las
superficies que han de quedar soldadas. Hasta la llegada de los decapantes en gel, el bote del ácido
parecía destinado a caerse en el lugar más inoportuno antes que a cumplir su función, por mucho cuidado que se tuviera. Por lo indicado, es más práctico el decapante en gel.
Los "polvos de soldar", como se llama en la obra, al decapante de la soldadura fuerte, parecen todos igual, pero los buenos son bastante caros y fundamentales para que "corra" la varilla. Recomendamos probar varias marcas porque hay mucha diferencia ente unos otros.
Como en el caso de la soldadura blanda, el decapante es fundamental, pero tenemos la ventaja de que se aplica en cada soldadura, no hay que preparar un grupo de juntas antes de soldar, por lo que es difícil quemar una junta. La soldadura fuerte es mas aparatosa por el soplete, el oxígeno, etc, pero más sencilla, más noble que la blanda.
Se puede formar una pasta con polvos y agua y aplicarla con el dedo o con pincel. No lo recomendamos. El decapante en polvo se pierde parcialmente si se moja, porque la pasta obtenida endurece y prácticamente es difícil aprovecharla al 100%. Por otro lado es bueno ir controlando cada soldadura, tomando del bote poquito a poquito y aplicando mientras calentamos.
Existen varillas con costra decapante, o sea forradas con los polvos en pasta. Tienen la apariencia de un electrodo. Son un buen sistema, pero hay que tener un enorme cuidado en su manejo y transporte porque al menor golpe la varilla se pela y hay que terminar usando el sistema tópico con las varillas accidentadas.
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