Denominamos depósito de presión al acumulador, instalado inmediatamente posterior a la bomba, donde ésta inyectará el agua a presión. Se trata de un depósito cerrado, y comunicado directamente con la instalación a alimentar (figura).

Dichos depósitos estarán dotados de un presostato con manómetro, el cual medirá la presión del aire contenido en el interior del depósito. Dicho presostato se encontrará tarado a las presiones máxima y mínima de servicio, haciendo las veces de interruptor, comandando la centralita de maniobra y control de las bombas, de tal forma que éstas sólo funcionen en el momento en que disminuya la presión en el interior del depósito hasta los límites establecidos, provocando el corte de corriente, y por tanto la parada de los equipos de bombeo, cuando se alcance la presión máxima del aire contenido en el interior del depósito.

En equipos de bombeo dotados de varias bombas, con un funcionamiento en cascada, es necesaria la instalación de, al menos, tantos presostatos como bombas se desee hacer entrar en funcionamiento en cada una de las distintas presiones de arranque. Un modo de tarar esos presostatos podría ser dando una presión diferencial de unos a otros de 0'2 Kg/cm2. Por ejemplo, para tres presostatos que se desea tarar entre 4 y 8 Kg/cm2, y el tercero entre 6'8 y 8'0 Kg/cm2. De esta forma, las bombas entrarían en funcionamiento consecutivamente, es decir, ninguna de ellas entraría en funcionamiento a no ser que la presión requerida por la red sea superior a la de tarado máxima de la anterior, con el consiguiente ahorro energético, y sin embargo, ninguna de las bombas parará hasta haber alcanzado el nivel máximo de presión, es decir, hasta que se llegue a la presión máxima de tarado del último presostato.

Los depósitos de presión estarán construidos en chapa de acero, con los espesores mínimos señalados en fórmulas existentes a tal fin, con fondos bombeados a prensa, y galvanizados con posterioridad a su construcción, con objeto de cubrir los cordones de soldadura, ya que éstos se convertirían en puntos de oxidación, por la acción del agua. La galvanización de este tipo de depósitos es tan importante que resulta habitual el encontrar, en depósitos de grandes volúmenes, una boca de registro, la cual tiene por objeto favorecer el desalojo del cinc del depósito en el baño de galvanizado, impidiendo incrustaciones de dicho metal, a causa del enfriamiento del mismo en el interior del depósito.

Los depósitos de presión estarán aprobados por el Ministerio de Industria y Energía, y dispondrán en lugar bien visible de una chapa en la que se harán constar tanto su contraseña de homologación, como las presiones máximas de trabajo y prueba, fecha de timbrado, espesor de chapa, y el volumen del mismo.

El timbre de presión máxima de trabajo del depósito es conveniente que supere, al menos en 1 Kg/cm2, a la presión máxima prevista a la instalación, y en el caso de sobredimensionamiento de las bombas, es conveniente que dicha presión de timbrado sea todavía superior, con objeto de evitar que una avería en el presostato, y por tanto un aumento excesivo de presión en el interior del depósito, provoque roturas o incluso una explosión del mismo.

También puede resultar conveniente la instalación de una válvula de seguridad, situada en la parte superior del depósito, y en permanente contacto con el aire contenido en éste, con una presión de apertura superior a la presión nominal de trabajo, e inferior o igual a la presión de timbrado del depósito, con objeto de despresurizar el depósito en caso de superarse las presiones de apertura de la misma y existir alguna avería en el presostato.

Como hemos visto, el funcionamiento del equipo de bombeo depende directamente de la presión del aire contenido en el depósito de presión, la cual es directamente proporcional al volumen de agua contenido en el mismo. Con objeto de evitar paradas y puestas en marcha del equipo de bombeo demasiado frecuentes, con el consiguiente gasto de energía, es conveniente dar un margen suficientemente alto entre la presión máxima y la presión mínima en el interior del depósito. Por tanto, y teniendo en cuenta la relación entre el volumen del aire y el volumen del agua contenidos en el depósito de presión, podemos encontrarnos con depósitos de grandes volúmenes. Para reducir el volumen del depósito de presión se utilizan fundamentalmente dos métodos:

    - compresores de aire, capaces de comprimir el aire contenido en el depósito, habitualmente a una presiones entre 3'0 y 3'5 Kg/cm2, según el punto 1.6.1.4. de las Normas Básicas. Dichos compresores actúan comprimiendo el aire del depósito con anterioridad al llenado de agua del mismo. Hay que tener en cuenta que el aire contenido en el interior de los depósitos tiende a desaparecer, por oclusión, con el paso del tiempo, lo que hace necesaria la renovación del volumen de aire contenido en el mismo, con objeto de mantener dicho volumen dentro de unos mínimos.

    - Depósitos de membrana elástica (figura). Es éste un tipo de depósito dotado en su interior de una vejiga flexible de caucho vulcanizado, construida en una sola pieza, siendo dicha vejiga la destinada a contener el agua del depósito, por lo que deberá ser totalmente impermeable, y cumplir todas las normas de higiene alimentaria vigentes. Dicha membrana elástica es habitualmente recambiable. El aire se encuentra contenido entre la vejiga y la pared del depósito, por lo que el llenado del receptáculo destinado a contener el líquido vejiga produce una descompresión de dicho aire.