La instalación de dichos depósitos obedece fundamentalmente a dos razones:
- Necesidad de garantizar un volumen mínimo de agua en la instalación durante un tiempo predeterminado, aún en el caso de eventuales cortes de suministro.
- Evitar la conexión del equipo de bombeo a la red general de distribución. Además, la conexión de bombas directamente a la red de suministro quedó expresamente prohibida en el artículo 2.6.1. de las normas Básicas de Instalaciones Interiores de Suministro de Agua, con las matizaciones del artículo 2.6.2.
Es necesario hacer mención también al hecho, poco frecuente, de las instalaciones en que el depósito de acumulación sirve para evitar que la instalación reciba directamente la presión de la red, sobre todo en zonas en que ésta resulta excesiva. En ese caso, el depósito de acumulación recibe también el nombre de depósito acumulador-rompedor. En estos casos, es necesario que el depósito sea capaz de soportar grandes presiones.
Según el sistema de almacenamiento empleado, podemos distinguir dos tipos de depósitos:
- Realizados de fábrica. Es decir, aquellos depósitos realizados bien mediante una excavación, bien mediante la realización de una dependencia destinada al almacenamiento del agua. Este tipo de depósito es fundamentalmente utilizado en instalaciones con gran almacenamiento de agua.
- Prefabricados: Se fabrican en plástico inyectado, acero inoxidable, acero galvanizado, o cualquier otro material debidamente homologado para el uso sanitario.
En cualquiera de los casos, es necesario que los depósitos cumplan las normas sanitarias para contener líquidos, no influyendo en el sabor olor o color de los mismos, y evitando las adherencias e incrustaciones. Así mismo, en el caso de los depósitos realizados de fábrica, es necesario garantizar la perfecta impermeabilización de las paredes que lo conforman, así como un diseñó estructural suficiente para soportar las sobrecargas ocasionadas por el volumen del líquido.
Los depósitos estarán, en todos los casos, provistos de un rebosadero, teniendo en cuenta que la tubería de alimentación al mismo deberá verter al menos 40 mm. por encima del borde superior del mismo.
Se dispondrá, en la tubería de alimentación al depósito de uno o varios dispositivos de cierre, los cuales evitarán que el nivel del llenado del mismo supere el máximo previsto. Entre los más utilizados cabe destacar las válvulas de flotador o pilotadas (figura), que cierran automáticamente la entrada de agua alcanza el nivel requerido, abriéndose en el momento en que el agua desciende por debajo de dicho nivel.
Así mismo, la centralita de maniobra y control del equipo deberá disponer de un hidronivel de protección que impida el funcionamiento de las bombas en el caso de que el nivel de agua en el depósito sea demasiado bajo.
Es conveniente prever la necesidad de facilitar las labores de vaciado de los depósitos en los momentos en que esto se considere necesario, con objeto de poder realizar cualquier manipulación en el depósito, como limpiezas, sustitución o reparación del depósito, etc.
El volumen de los depósitos de almacenamiento vendrá dado por una serie de factores, entre los que podemos destacar el tipo de la instalación y el caudal simultáneo máximo previsto en la misma. Por `poner un ejemplo, el volumen de un depósito de almacenamiento en un colegio siempre será mayor que el necesario para una vivienda unifamiliar normal, puesto que mientras que en la primera instalación el factor de simultaneidad es muy alto a ciertas horas, y muy bajo en el resto, en el caso de la vivienda unifamiliar nos encontramos un consumo mucho más repartido a los largo del día. En el caso de instalaciones colectivas, una fórmula muy utilizada para el cálculo de este volumen es la siguiente:
V= 100 + (50(n-1)) |
Siendo V el volumen del depósito en litros, y n el número de suministros a los que se abastecerá.
Se hace, por tanto, muy difícil dar un criterio general para el cálculo de dicho volumen, siendo recomendable tener en cuenta muy cuidadosamente los factores que anteriormente proporcionábamos para la elección del grupo de sobreelevación, sobre todo en lo que al espacio físico se refiere, así como las directrices dadas por las Delegaciones del Ministerio de Industria y Energía o las Compañías Suministradoras.