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EL TRANSMISOR/RECEPTOR TELEFÓNICO
Existen diversos tipos de centrales de gestión, con características de instalación distintas, motivo por el cual resulta difícil realizar una serie de recomendaciones de tipo genérico. Ello obedece a la disponibilidad en el mercado de centrales que pueden instalarse en el cuadro eléctrico de la vivienda, sobre la pared, etc., o incluso no existir o estar integrada en un equipo o en un mando a distancia.
A pesar de esta singularidad, seguidamente se citan algunas recomendaciones particulares, cuyo conocimiento se estima de interés.
En las centrales de gestión integrables en el cuadro eléctrico deberá considerarse el dimensionado adecuado para el aparellaje suplementario eléctrico de control.
En las centrales de gestión para montaje sobre la pared deberá considerarse la ergonomía de uso, colocándola en un lugar de fácil acceso para el usuario y que no influya en la decoración de la estancia.
En las centrales de gestión para montaje sobre la pared que incluyan elementos sensores (por ejemplo, una sonda de temperatura) deberán considerarse las recomendaciones para una detección correcta.
Hoy en día existen varios equipos en el mercado para integrar el control domótico, pudiéndose clasificar en dos grandes grupos:
Las centrales de control específicas para este propósito, las cuales existen en infinidad de modelos, marcas y formas en función del tipo de control y su funcionalidad. Suelen ser equipos compactos, con un programa de control predeterminado e invariable para las funciones específicas que deben realizar y no pueden utilizarse para realizar otras funciones para las que no estén preprogramadas. Suelen tener una capacidad de comunicación de datos con otros equipos de control bastante limitada, con buses propietarios, aunque el fabricante suele tener una amplia gama de equipos para garantizar su conectividad.
Los módulos lógicos y autómatas programables: éstos no son específicos para el control domótico puesto que son equipos que disponen de una gran capacidad de programación, pero sin una aplicación definida, untilizables en un amplio campo del control industrial. Se programan "a medida" de la aplicación, lo cual nos permite una mayor libertad de funcionamiento y mayor capacidad de ampliación futura. éstos equipos suelen tener enormes capacidades de comunicación, con buses estandarizados, no sólo con equipos del mismo fabricante, sino también con equipos de otros fabricantes. En aplicaciones sencillas, el uso de los módulos programables (más limitados en funciones que los autómatas, pero con potencial suficiente para programar distintas aplicaciones a medida) suelen ser una alternativa muy económica para realizar un control domótico.
Antes de abordar las recomendaciones, es necesario destacar que sólo se ha considerado la instalación de elementos en el interior de la vivienda. No se incluye en este capítulo, por tanto, la instalación de sensores de incendio en zonas comunes, elementos de seguridad de accesos,. etc., cuyas recomendaciones son bien conocidas ya por el sector.
El termostato de ambiente se instalará centrado en la pared enfrentada a la fuente de calor, a 1,5 metros del suelo, en un lugar accesible y alejado de fenómenos externos que causen desviaciones en la medida de la temperatura.
La colocación del termostato de ambiente en el lugar correcto de la estancia es indispensable para el buen funcionamiento de la calefacción, al tener la medida de la temperatura una clara repercusión sobre el ritmo de funcionamiento de los sistemas calefactores.
Para que se realice una óptima medición de la temperatura de la estancia, es preciso que la ubicación del termostato esté al amparo de cualquier fenómeno externo que pueda causar desviaciones en la medida de la temperatura. Algunos aspectos a considerar son:
evitar las corrientes de aire (por ejemplo, producidas a causa de una mala estanqueidad en ventanas que incida sobre el termostato);
asegurar la no incidencia directa del sol;
alejar el termostato de cualquier electrodoméstico, susceptible de producir desviaciones de temperatura por su carácter de productor de cierto grado de calor (por ejemplo, un televisor, una lámpara de incandescencia, etc.);
ubicar el termostato en una zona estratégica, para que no pueda ser tapado en el momento de llevar a cabo la decoración de la estancia (por ejemplo, con un armario o unas cortinas);
colocar el termostato centrado en la pared opuesta de la fuente de calor (por ejemplo, un radiador, etc.).
El termostato de ambiente, cuando deba controlar varias estancias a la vez, deberá ubicarse siempre en la mejor posición para detectar una temperatura lo más uniforme posible con el resto de estancias de la vivienda o zona de calefacción.
El termostato de ambiente se coloca en las zonas nobles de la vivienda, en especial; el comedor. Sin embargo, dado que el sistema de calefacción seguirá siempre la medida del termostato, es fundamental asegurar que ésta sea una referencia clara de la temperatura medida de las estancias de la vivienda. En caso contrario, puede producirse alteraciones del funcionamiento de la calefacción. Por ejemplo, la colocación del termostato en una estancia con gran incidencia solar (aportes solares) puede suponer que otras estancias no lleguen nunca a la temperatura de confort deseada por los usuarios.
Las sondas de temperatura interior seguirán las mismas consideraciones que las referentes a termostatos de ambiente.
En determinadas circunstancias, el sistema domótico puede requerir la instalación de sondas de temperatura interior, que podrán ser adicionales a la propia del termostato o sustituir a ésta. Ejemplos de aplicación podrían ser los sistemas domóticos en los que la regulación física de la temperatura se realizara desde el propio interfaz de usuario, o bien sistemas domóticos con posibilidad de instalar el termostato, donde se desee y colocar la sonda en la zona de óptima detección.
Las sondas de temperatura exterior se instalarán siempre en la zona norte de la vivienda evitando el aporte solar directo.
Algunos sistemas domóticos (en especial, aquellos que gestionan sistemas de calefacción por acumulación) disponen de la posibilidad de realizar una gestión más eficiente de la calefacción, al considerar la temperatura exterior de la vivienda (por ejemplo, anticipándose a la puesta en marcha de la calefacción). En este caso, es preciso siempre colocar la sonda de temperatura en la zona norte de la vivienda, al abrigo del sol. En caso contrario, la sonda podría estar leyendo temperaturas distintas a las reales como consecuencia de la radiación solar.
Las sondas de suelo se colocarán en el interior de tubos.
Cuando se utilizan sistemas de calefacción por acumulación nocturna basados en la carga de elementos calefactores instalados en el suelo de la vivienda (por ejemplo, cable eléctrico radiante o conducciones de agua caliente), la sonda limitadora de temperatura deberá protegerse mediante el correspondiente tubo corrugado.
Las sondas de contacto de las tuberías se colocarán, alejadas 1,5 metros mínimo de la fuente de calor (radiador, etc.). En caso de colocarse centralizadas en una sala de calderas, bajo un colector de distribución, también deben colocarse alejadas 1,5 metros del colector.
Cuando deban ser utilizadas las sondas de contacto, deberá asegurarse que éstas se colocan en las tuberías y alejadas 1,5 metros de la fuente de calor o del colector de distribución, para una óptima medición de la temperatura, sin efectos externos que influyan a la misma.
Se recomienda seleccionar siempre aquellos detectores del mercado que dispongan de garantías de calidad probada.
En la actualidad, los detectores de gas no están sujetos a ninguna normativa nacional o directiva europea en el ámbito de los combustibles gaseosos (solamente a consideraciones eléctricas y de compatibilidad electromagnética, de la que existen directivas europeas al respecto) y, por tanto, puede ser difícil conocer las prestaciones de un detector, como su selectividad, sensibilidad y vida útil.
Sin embargo, en Europa existen varias normas nacionales no armonizadas (especialmente la británica y también la italiana) que suelen considerarse como referencia o estándar de facto. Prestar atención a la referencia marcada en el detector puede ayudar a seleccionar el detector más adecuado para la instalación.
El detector de gas deberá instalarse a una distancia no superior a 1,5 metros desde el gasodoméstico más utilizado, lejos de elementos que puedan perturbar la detección (por ejemplo, ventanas, extractores, etc.), y al amparo de zonas húmedas, polvorientas, o con temperaturas extremas.
Se instalará siempre en posición vertical (en las paredes).
Habitualmente, el detector de gas se instalará en la cocina, al ser el lugar de la vivienda donde es más probable que se pueda producir una fuga de gas (opcionalmente, también podría instalarse en la estancia donde se coloque una caldera de gas de tipo atmosférico, conexión con una bombona de almacenamiento GLP, etc.), y siempre a una distancia no superior a 1,5 metros del gasodoméstico más utilizado.
No pueden haber obstáculos entre el detector y el gasodoméstico, y nunca se ubicará el primero en un espacio cerrado (por ejemplo, dentro de un armario o detrás de las cortinas), próximo a una ventana o a una puerta, cerca de conductos de ventilación o a extractores, ni encima del fregadero, puesto que se impediría el adecuado paso del aire entre el uno y el otro.
También hay que evitar la colocación del detector en un área donde la temperatura sea inferior a –10ºC o superior a 40ºC, en lugares donde la suciedad o el polvo puedan bloquear las rejillas del detector, en zonas húmedas o donde se puedan producir condensaciones de agua. Todas estas situaciones pueden causar el mal funcionamiento del detector, que se traduce en errores de medida (falsas alarmas o no detección de una alarma real).
No debe colocarse el detector encima de una cocina (en cualquiera de sus versiones), dado que algunos componentes volátiles procedentes de la cocción podrían producir falsas alarmas.
Los detectores de gas natural o gas ciudad se instalarán por encima del nivel de la posible fuga a 30 centímetros del techo.
Los detectores de gas butano o gas propano se instalarán por debajo del nivel de la posible fuga y entre 10 y 30 centímetros del suelo. (Ver figura 3.3.3.b).
El gas natural y el gas ciudad tienen una densidad menor que la del aire, por lo que tienden a distribuirse hacia arriba. Por este motivo, los sensores destinados a la detección de estos gases deberán ser instalados en la parte superior de la pared.
Por su parte, él gas butano y el gas propano tienen una densidad mayor que la del aire, por lo que tienden a distribuirse hacia abajo. Por este motivo, los sensores destinados a la detección de estos gases deberán ser instalados en la parte inferior de la pared.
Los detectores de gas no pueden ubicarse en lugares donde pueda verse afectada la medida por efectos externos.
En la ubicación de un detector de gas debe considerarse la presencia de elementos externos que puedan influir en la medida del gas, produciendo falsas alarmas o ausencia de detección frente a alarmas reales. Por esto, los detectores no deben instalarse:
Fuera del edificio.
En un receptáculo cerrado o escondido, como dentro de un armario o detrás de unas cortinas.
Sobre el fregadero.
Justamente encima de la cocina, del horno o estufa de gas.
Cerca de una puerta o ventana.
Cerca de un extractor de humos o campana extractora.
En lugares donde la temperatura pueda ser inferior a los –10ºC o superior a los +40ºC.
Dónde la grasa, polvo o suciedad pudiese bloquear el sensor y disminuir su capacidad de detección.
Lugares húmedos.
Donde el elemento corra el riesgo de ser golpeado o dañado.
Los detectores de incendios basados en la detección de calor deberán instalarse en cocinas.
La selección de un tipo determinado de detector depende de distintos factores, entre ellos los siguientes: el desarrollo probable del incendio en sus fases iniciales, la altura y volumen de la estancia, la existencia de posibles generadores de falsas alarmas (por ejemplo, una cocina), etc.
Así mismo, en estancias donde pueda existir cierta cantidad de humos, como en la cocina, no es aconsejable la instalación de detectores de humo por la posibilidad de tener falsas alarmas.
Los detectores de humo de tipo iónico u óptico pueden instalarse en cualquier estancia de la vivienda, a excepción de la cocina.
La selección de un tipo determinado de detector depende de distintos factores, entre ellos los siguientes: el desarrollo probable del incendio en sus fases iniciales, la altura de la vivienda y la existencia de posibles generadores de falsas alarmas (por ejemplo, una cocina).
En estancias donde no es frecuente la presencia de humo suele ser aconsejable la instalación de un detector de humo de tipo iónico u óptico, facilitando la detección antes de que la estancia adquiera una temperatura elevada.
Los detectores de incendio descritos deben instalarse en el techo de la estancia, centrado con respecto a la estancia y a una distancia mínima de 50 centímetros de la pared.
El humo, (y el calor), asciende en forma de columna y al llegar al techo se propaga radialmente. En la colocación del detector de incendio, por tanto, hay que considerar alejarlo de posibles obstáculos, (columnas, tomas de aire, etc.). Una separación de 50 cm de cualquier obstáculo es suficiente.
También habrá que considerar el efecto de propagación según la forma del techo, (inclinación, vigas, huecos, etc.). Hay que contemplar un área de cobertura por aparato de unos 30 m2, aunque el valor exacto se debe tomar de las especificaciones del fabricante. La cobertura puede ser aumentada, (sin superar el 5%), en función de la inclinación del techo.
En el caso de no poder colocar detectores en el techo, bien por sus características, bien por la altura de éste, (más de 6 m), habrá que recurrir a detectores de tipo lineal, es decir de humos por barrera óptica, (si bien su precio es considerable). Estos aparatos se colocan en las paredes.
Ante cualquier duda, es necesario siempre consultar las especificaciones del fabricante.
Se instalará el sensor de manera que la sonda detectora quede en contacto directo con el suelo y en zonas donde no puedan originarse falsas detecciones.
Normalmente el sensor se instalará en baños y cocinas, si bien es posible instalarlo en galerías donde se ubican fregaderos, etc. Para el correcto funcionamiento de éste debe asegurarse que la colocación de la sonda en el suelo permite una perfecta detección.
Por otra parte, y en la medida de lo posible, es recomendable:
esconder la sonda o integrarla en el entorno donde se coloca (por ejemplo, en un armario de cocina con fácil acceso);
asegurar que la ubicación idónea (desde el punto de vista de detección) no supone una molestia para el usuario en sus actividades habituales; y
disponer siempre de un fácil acceso para las operaciones de secado y mantenimiento.
En la instalación de un sensor de humedad en un cuarto de baño deberá considerarse las prescripciones incluidas en el reglamento de baja tensión.
El sensor de agua es alimentado mediante electricidad (generalmente, a muy baja tensión), por lo que deberá considerarse las prescripciones descritas en el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión. Por ejemplo, para una bañera, el citado reglamento define una distancia mínima a partir de la cual no es posible la ubicación de elementos eléctricos.
RECEPTORES DE RADIOFRECUENCIA (RF)
La disponibilidad de receptores de radiofrecuencia para aplicaciones de alerta médica debe asegurar el alcance de la señal desde cualquier punto de la vivienda.
Asegurar una correcta detección desde cualquier parte de la vivienda, especialmente desde los dormitorios y cuando sólo exista un único receptor centralizado con el sistema domótico, es fundamental para el usuario. Realizar pruebas de alcance es una acción obligada en el momento de realizar la instalación.
Lo mismo reza para cualquier tipo de emisor / receptor de radiofrecuencia del sistema de control, como termostatos, controladores de iluminación, etc. Téngase en cuenta que las señales de radiofrecuencia pueden atravesar obstáculos pero pierden alcance al hacerlo, sobre todo si estos obstáculos son muy gruesos (como muros o suelos de hormigón). Ante objetos metálicos, las señales de radiofrecuencia pueden llegar incluso a rebotar sin llegar a su destino, aunque por distancia se encuentre dentro del alcance máximo recomendado por el fabricante, por lo que deben evitarse interponer estos obstáculos entre emisor - receptor de RF. Obsérvese siempre las recomendaciones del fabricante de estos equipos, y de todas formas, siempre es aconsejable realizar pruebas de alcance antes de instalar. Muchos de los equipos de RF funcionan mediante pilas o baterías, en cuyo caso debe preverse la pérdida de alcance con el agotamiento progresivo de las mismas.
RECEPTORES DE INFRARROJOS (IR)
La ubicación del receptor de infrarrojos es básica para un uso cómodo del sistema de control a distancia.
Habitualmente, los receptores de infrarrojos para mandos a distancia se suelen ubicar en las propias cajas de mecanismos de mando eléctrico, asegurando una cuidada estética de la estancia. Sin embargo, es preciso considerar que la ubicación de éste debe asegurar la visión directa con la posición del usuario (por ejemplo, donde estén previstos los sillones y/o los sofás). En caso contrario, la aplicación no sería utilizada por el usuario, perdiendo parte del atractivo de confort de un mando a distancia. Téngase en cuenta que la emisión de señales infrarrojas sólo funcionan en línea recta, con poco margen de desviación y no admiten obstáculos entre medio de emisor y receptor.
En el caso de detectores volumétricos éstos deben colocarse en una esquina de la estancia y en su parte superior, asegurando una orientación que logre la máxima cobertura posible y siempre alejado de cualquier fuente de calor.
Al tratarse de un sensor de movimiento, hay que buscar su mejor ubicación para asegurar una máxima cobertura en la estancia donde está instalado. Para evitar falsas alarmas, también debe estar al amparo de cualquier fuente de calor (rejillas de calefacción, etc.), ya que en su gran mayoría funcionan detectando cambios de temperatura.
Por lo general se recomienda la utilización de detectores volumétricos de tipo infrarrojo.
En detectores volumétricos se suelen utilizar dos tipos de tecnologías distintas: infrarrojos y microondas. A través de la primera es posible detectar movimientos en el interior de la vivienda como consecuencia de cambios de temperatura en el ambiente (por ejemplo, por el paso de una persona). El único inconveniente de este tipo de tecnología es el alcance, limitado a la estancia donde se encuentran o con visión directa.
Por el contrario, los detectores volumétricos con tecnología microondas disponen de un mayor alcance al traspasar paredes entre estancias. Sin embargo, su uso no resulta adecuado en viviendas (especialmente en edificios de viviendas) dado que movimientos en viviendas contiguas pueden afectar a la detección en la propia vivienda.
En algunas ocasiones, y cuando se precise una seguridad importante en la detección, es posible utilizar detectores volumétricos combinados, es decir, detectores que disponen de dos sensores, con ambas tecnologías. Una señal de alarma sólo se activa cuando existe detección en ambos sensores del detector.
En el caso de detectores perimetrales (contactos magnéticos), se instalará la parte imantada en la puerta o ventana, mientras que la parte cableada se colocará en el marco de ésta. Deben estar en la parte de la puerta o ventana contraria a las bisagras.
Al colocarse el sensor en la parte de la puerta o ventana contraria a las bisagras, se logrará una detección con la mínima apertura de ésta.
En los casos en que existan animales domésticos en casa (perros, gatos, etc.), la utilización de detectores perimetrales es una buena solución para evitar falsas alarmas debido a su movimiento y al uso de detectores volumétricos.
En aquellas viviendas que lo precisen, puede ser recomendable la disponibilidad de zonas de detección.
Según la tipología de la vivienda (por ejemplo, en viviendas aisladas con distintas plantas) puede ser recomendable la zonificación del efecto de la seguridad volumétrica o perimétrica, con la finalidad de dejar bajo vigilancia aquellas estancias sin un uso determinado en períodos de tiempo concreto (por ejemplo, dejar la planta baja bajo vigilancia por la noche al acostarse, con las habitaciones en la planta superior).
Asegurarse de que el cableado de seguridad contempla el bucle de "anti-sabotaje".
Los sistemas de seguridad habituales suelen disponer de una protección para la detección de cualquier corte del cable que conecta los distintos detectores (volumétricos y perimetrales), así como de la sirena existente. Físicamente, el cableado de seguridad dispone de un par de cables, denominado bucle de antisabotaje, destinado a esta finalidad.
Por lo general, los cables de seguridad utilizados suelen estar formados por los números de pares y finalidades denotados en la tabla siguiente.:
Detector Volumétrico |
Par nº1 |
Alimentación del detector |
Par nº2 |
Señal de control (alarma) |
|
Par nº3 |
Bucle antisabotaje |
|
Par nº4(opcional) |
Uso indicador color rojo(aviso detección) |
|
Contacto magnético |
Par nº1 |
Señal de control |
Par nº2 |
Bucle antisabotaje |
|
Sirenas |
Par nº1 |
Señal de alarma |
Par nº2 |
Bucle antisabotaje |
Se utilizan habitualmente electroválvulas del tipo "normalmente abierta" para las aplicaciones de larga utilización y baja peligrosidad y electroválvulas "normalmente cerradas" en aplicaciones donde se requiera cierta seguridad .
De entre los dos tipos de electroválvulas existentes ("siempre abierta" y "siempre cerrada"), se recomienda utilizar las primeras, siempre que la seguridad lo permita, por dos razones distintas:
disponer de un elemento cuyo estado habitual es "sin tensión", estando solamente bajo tensión en caso de necesidad, reduciendo así el consumo eléctrico de la aplicación y alargando la vida útil de la electroválvula; y
asegurar el suministro de agua o gas en la vivienda en casos de corte de suministro eléctrico.
Al elegir la electroválvula, se debe valorar cuidadosamente el tipo según los efectos que pueda causar la posición de la válvula en reposo (sin tensión), además se debe tener en cuenta que existen aplicaciones en las que por normativa, como en el caso de cierto tipo de suministros de gas, es obligatorio instalar electroválvulas del tipo "normalmente cerradas" que además deben de rearmarse obligatoriamente de forma manual. Hay que valorar siempre el peor de los casos, entre el ahorro de energía y longevidad de la válvula o los efectos o desastres que pueda causar una válvula abierta sin tensión, por ejemplo, una válvula de corte de suministro de agua podrá ser normalmente abierta si queremos que sin tensión se pueda garantizar el suministro de agua, siempre y cuando garantizar este suministro no suponga un peligro de inundación.
La electroválvula se colocará en el interior de la vivienda después de la llave de paso principal, lo más cerca posible de ésta y en un lugar accesible para el usuario.
La llave de paso deberá estar siempre antes que la electroválvula, para poder cerrar el paso de agua o gas en la vivienda y facilitar así su manipulación, mantenimiento o substitución. En casos extremos, podría ser conveniente la instalación de un "by-pass".
Son recomendaciones adicionales:
Para el suministro de agua se recomienda utilizar una electroválvula de rearme automático.
Para el suministro de gas se recomienda utilizar una electroválvula de rearme manual.
Localizar la electroválvula en un lugar ventilado.
Disponer de una distancia entre la electroválvula y la pared, con la finalidad de permitir la circulación de aire.
Comprobar la correcta alineación de las conducciones (tuberías).
Durante el proceso de conexión de la válvula a la tubería no debe utilizarse nunca el cuerpo de la bobina como apoyo o palanca;
En la conexión eléctrica de la bobina de la electroválvula se recomienda utilizar una prensa estopas normalizada, para garantizar la estanqueidad de las conexiones eléctricas.
La electroválvula deberá contemplar los requisitos habituales en la instalación de agua o gas, y, en el caso del agua, soportar la presión máxima habitual de la red.
Habitualmente, las conexiones de las electroválvulas a la instalación de gas o agua son roscadas, en función del dimensionamiento de las tuberías.
La electroválvula de agua deberá ser capaz de soportar una presión máxima (habitualmente, de 10Kg/cm2).
La electroválvula de gas deberá situarse en un lugar ventilado y donde no haya humedad o pueda mojarse, con la dirección de flujo de gas correctamente instalada según las indicaciones del fabricante de ésta.
Las electroválvulas de gas tienen que instalarse en el sentido correcto para su adecuado funcionamiento.
Es recomendable instalar un filtro previo a la electroválvula de agua.
Se instalará un filtro para evitar que las impurezas del agua (arenilla, etc.) puedan afectar al funcionamiento de la membrana de la electroválvula.
En la instalación de relés de maniobra es necesario asegurar que éstos no producen importantes picos de corriente y su potencia admisible está acorde con las especificaciones del equipo doméstico a controlar.
Dado que en la actualidad prácticamente no existen equipos domésticos compatibles con un protocolo de comunicaciones determinado (por ejemplo, una lavadora, un convector eléctrico para calefacción, una lámpara, etc.), la gestión sobre éstos suele basarse en el control de su alimentación eléctrica, a través de relés de maniobra. Por este motivo, es imprescindible asegurarse que la potencia de corte soportada por los relés o contactores del cuadro eléctrico sea superior a la máxima de los correspondientes equipos domésticos a controlar, de lo contrario el electrodoméstico podría requerir una potencia mayor de la que puede pasar por el relé, causando su deterioro.
Así mismo, es especialmente recomendable la instalación de relés de maniobra intermedios aunque la potencia de corte necesaria pueda ser soportada por la propia central del sistema domótico. Ello permite evitar posibles daños a dicha central en caso de sobrecargas accidentales. Además, en caso de deterioro del relé, siempre resulta más económico sustituir un relé independiente secundario que un relé integrado en el sistema de control.
EL TRANSMISOR / RECEPTOR TELEFÓNICO
Asegurarse que el transmisor telefónico cumple con las disposiciones legales vigentes.
En toda instalación domótica se recomienda que el transmisor/receptor telefónico esté homologado para su uso en redes de comunicación, ya sea telefónica básica (RTC) o telefónica móvil (GSM).
La disponibilidad de un transmisor/receptor telefónico en la vivienda debe ser compatible con contestadores automáticos.
Por lo general, los transmisores/receptores telefónicos disponibles en el mercado (destinados a controlar de forma remota algún equipo o sistema doméstico) funcionan de forma parecida a un contestador automático, es decir, "descuelgan" la línea telefónica al cabo de un cierto número de llamadas. Por tanto, y en primera aproximación, el uso de un transmisor/receptor telefónico y un contestador automático suele ser incompatible, dado que siempre uno de los dos "descuelga" antes.
Para solucionar este problema, algunos fabricantes optan por diversas soluciones (por ejemplo, realizar dos llamadas seguidas, la primera de corta duración). Observar que el transmisor/receptor telefónico a instalar contempla esta opción es básico para aquellos usuarios que requieran el uso de este.
Por otra parte, existe también cierta dificultad en compatibilidad de uso entre un transmisor/receptor telefónico y el servicio de contestador automático ofrecido por empresas proveedoras de telefonía.
Hay que asegurarse de instalar un transmisor/receptor telefónico que admita el número de canales necesarios que se deseen controlar a distancia. Habitualmente, los canales que se desean controlar son:
Calefacción, para su puesta en marcha y parada remota
Alarma, para su activación/desactivación.
Los transmisores/receptores telefónicos suelen contestar mediante mensajes de voz pregrabados y con la pulsación a través de un teclado de teléfono con marcación de multifrecuencia y la introducción de una serie de códigos predefinidos, se puede controlar la activación y desactivación de los canales deseados. La mayoría de este tipo de equipos no funcionan correctamente a través de teléfonos con marcación decádica (por pulsos)
Las nuevas tecnologías de la comunicación nos permiten hoy en día implementar un sistema de control remoto prescindiendo de los transmisores/receptores telefónicos, mediante la comunicación directa, vía módem y la conexión a la red de datos del sistema de control. El inconveniente de este sistema es la necesidad de conectar desde el punto remoto mediante un terminal adecuado (ordenador, etc.) y la ventaja es que nos permite un control total del sistema, sin la limitación del número de canales requerido por un transmisor/receptor telefónico normal. Si bien es cierto que este sistema es económicamente mas costoso, se hace indispensable en instalaciones de control con mayor grado de sofisticación, como en el caso de instalaciones en edificios públicos o privados totalmente domotizados.